Por MV Gustavo E. Casaro
La hipomagnesemia es una enfermedad metabólica que afecta a los bovinos, siendo la presentación más común en vacas adultas cerca del parto hasta un mes pos parto (pico de producción de leche).
El Mg es un elemento importante para las plantas y animales. Es en cantidad el quinto componente de la superficie de la tierra, el tercero en el agua de mar, y el cuarto en el organismo animal.
Así, en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, es la primera causa de mortandad en vaca de cría con una incidencia del 4% de mortandad en los rodeos afectados.
Debido a que esta enfermedad metabólica es de origen multifactorial, se deben analizar los distintos factores que participan en su presentación.
La etiología de la hipomagnesemia es variada. Se puede deber a una carencia en el aporte de Mg, por parte del alimento, (hipomagnesemia primaria), o a una inadecuada absorción, o utilización debido a la presencia de factores que interfieren con el metabolismo del Mg, (hipomagnesemia secundaria).
Es posible establecer un ciclo de utilización del Mg. De la cantidad ingerida por el animal, el 4.4% es retenido por el animal, el 82.6% vuelve al suelo como materia fecal, y el 13% como orina.
En el sudeste de la provincia de Buenos Aires, se han detectado dos formas de manifestación de hipomagnesemia.
- La primera se presenta en época invernal, con una disminución progresiva de los valores de Mg plasmático, y coincide con el último tercio de gestación y el inicio de la lactación. Las condiciones climáticas que la acompañan son frío, lluvia, poca luminosidad y baja concentración de Mg en las pasturas. Esta situación puede evolucionar hacia una cura espontánea o hacia la tetania.
- La segunda forma de aparición se presenta a la salida del invierno, o en primavera en animales con muy buen estado corporal y coincide con un aumento brusco de la temperatura y abundantes precipitaciones, condiciones que favorecen en la pastura la aparición de rebrotes (“veranitos”), en los cuales el contenido de minerales como Mg y Ca es bajo, el K elevado, el tenor acuoso es alto y la disponibilidad de energía es insuficiente (pastos aguachentos). En estas condiciones los animales se ven obligados a recurrir a sus reservas grasas efectuando importantes lipólisis (utilización de grasas corporales), que comprometen aún más su estado metabólico.
Esta última presentación, es la que más nos preocupa (invierno 2017) y la que genera más perdidas, tanto de vacas caídas como de muertes. Lo paradójico es que se produce sobre vacas en buen estado corporal (preñadas o paridas) y no sobre vacas delgadas ya que estas NO tienen grasa para movilizar y por consiguiente no se ven afectadas.
Para prevenir la hipomagnesemia, el Mg debe ser suministrado, con la dieta, al animal, exclusivamente por vía oral. El uso de inyectables carece de valor como preventivo, ya que el animal no tiene capacidad para almacenar el exceso de Mg que pudiera recibir, y por lo tanto rápidamente lo elimina por orina.
Entonces, el aporte de Mg deberá ser diario durante la época de riesgo (último tercio de gestación y pico de lactación).
El uso de bateas con oxido de magnesio, NO garantiza el consumo por parte de TODOS los animales, ya que es errático e imposible de medir. Por otro lado tiene la capacidad de atraer agua, transformándose en una piedra imposible de consumir.
Es muy importante evitar que los animales lleguen gordos al parto, por lo antes dicho, siendo preferible reservar recursos durante el otoño para ser consumidos en el momento de mayores requerimientos (junio a septiembre), y al mismo tiempo restringir un poco la vaca para evitar que llegue gorda al parto.
Por último, las situaciones de estrés, como movimientos de hacienda, encierres, etc., en vacas con gestación avanzada o recién paridas, desencadenan la aparición de casos agudos, los cuales generalmente terminan con la muerte de los animales.